Hay
algo
cuando
os embalsamo en barniz,
aflora
mi pasado judío, religioso, dogmático.
Pero
sin embargo sois una imagen cristiana,
una
imagen violada por mi,
sois
la anti piedad;
tu
no tienes tu hijo, no es tu posesión más preciada.
Él
te acompaña,
él
nace junto a ti,
solo,
con
su ombligo sangrando de separación para contigo.
Ambos
miran en la misma dirección porque proceden del mismo lago.
Lago
azul, profundo, lleno.
Hay
tan poco dolor entre vosotros,
en
vosotros mismos.
Poseéis
la dirección y la fuerza que os alejará por siempre del peor de los infiernos.
Sois
mi eternidad,
por
eso os intento encapsular, maquillar, barnizar...porque quisiera que nunca nos
fuéramos, quisiera que nunca pudiera dejar de miraros y tocaros.
Os
acaricio con el pincel lleno de bálsamo, néctar...una resina que os sumerge en
la distancia y en una infinidad imaginada por mi.
Pero
soy yo
así de frágil,
así
de judía.
No
puedo desprenderme de ningún bien...os sumergiría en oro líquido y os convertiría
en un ladrillo para poneros debajo del colchón y que nadie nunca pudiera veros,
que nadie pudiera teneros nunca.
Pero no va a ser así...os mando al mundo, os embalsamo en saliva brillante, en
caramelo líquido.
Quizás
así, con ésta capa de almíbar entre vosotros y el mundo nos os duele tanto lo
que estáis a punto de ver...vosotros, cósmicos hermanos, fetos míos, que no
habéis conocido más que las paredes de lo que ayer fue nuestra casa...estáis a
punto de explotar, estáis a punto de ser mirados por muchos ojos que ya no
serán los míos.
No
puedo daros más que ésta suerte de escudo echo de barniz brillante...aunque no
sé si en realidad es a mi a quién me gustaría vestir con almíbar o estar embalsamada,
bajo una cripta donde nada pueda tocarme jamás.
Pero
por algun motivo yo tengo piernas y vosotros no,
yo
tengo que seguir viviendo hasta que éstas piernas se rompan, eso me dice mi
instinto,
pero
vosotros no tenéis extremidades,
nacisteis
inmóviles.
Os intentaré proteger de cualquier miseria que quiera atacaros.
Deseo
que tengáis la mejor de las vidas, yo no puedo seguir aquí...mi carne se ha
puesto a caminar hacia otro lugar, y no puedo llavaros conmigo más que en mis
recuerdos.
Lo
siento mucho...espero algun día poder perdonarme,
sé
que vosotros no me necesitais tanto como yo a vosotros.
Porque
vosotros nacisteis con el cielo, con la verdad...mirando siempre hacia lo más
cierto, a lo importante de éste mundo nuestro.
Sabios
amigos de viaje, os amaré con el camino bajo mis pies,
seré
mejor siempre,
os
lo prometo.