Hay un lugar que solo es en el momento en que deja de ser...un lugar caótico y pacífico a la vez.
Es contingente en toda su totalidad.
No tiene una forma aparente ya que no tiene estética alguna.
Todos lo conocemos de una forma propia y lo amamos por ello; por ser nuestro.
A veces nos destruye, a veces nos alimenta.
Otras parece un barco ebrio que nos domina y mata a toda nuestra tripulación comenzando asi nuestra propia deriva.
Haciendonos vivir una soledad que no nos abandonara nunca.
En otros momentos, gracias a ese lugar; buscamos sueños más allá de alejadas constelaciones.
Nos suspendemos entre el cielo y la tierra tocando la eternidad con los dedos…
aunque sabemos que lo más probable es que, justo despues...nos engullira como si fuera el más destructor de los infiernos.