dimarts, 16 de febrer del 2016


Invitados estamos, estáis, a ésta silenciosa reunión de compañeras que se conocen de otras galaxias desconocidas.

Rescaté feminidades de otras épocas y países, reconozco sus rostros y pretendo que ustedes también lo hagan, como una suerte de antepasadas universales, amigas, hermanas, vecinas de todos y de ninguno de nosotros.

No son mi creación, son potencia en mis dedos, ellas decidieron instalarse aquí, yo solo las dejé entrar; son rostros, se paran a mirarnos, nos pararemos a mirarlas.Vivas y muertas, son todos los ritmos que nos habitan, juntas en las paredes de La vieja guarida, tejerán una existencia singular, expresada abiertamente como provisoria, revocable, insignificante, trascendental y poderosa.
Ellas serán aunque dejemos de recordarlas.

Deberemos, entonces, por cualquier medio, evitar fijarlas, identitariamente, no quieren ser aceptadas, toleradas o invitadas a ser alguien legible y de bien, son más que eso, son líderes literarios, disuelven el Yo, son manada.


Salgamos con ellas, por fin, a los encuentros que nos harán más libres, más potentes, dejemos que nos cuestionen, vivamos en ésta pequeña reunión sus existencias, devengamos preguntas, pasados y futuros llenos de autodeterminación y fuerza individual, seamos estrellas estallando juntas.

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