divendres, 12 d’agost del 2011



Hay un lugar que solo es en el momento en que deja de ser...un lugar caótico y pacífico a la vez.

Es contingente en toda su totalidad.

No tiene una forma aparente ya que no tiene estética alguna.

Todos lo conocemos de una forma propia y lo amamos por ello; por ser nuestro.

A veces nos destruye, a veces nos alimenta.

Otras parece un barco ebrio que nos domina y mata a toda nuestra tripulación comenzando asi nuestra propia deriva.

Haciendonos vivir una soledad que no nos abandonara nunca.

En otros momentos, gracias a ese lugar; buscamos sueños más allá de alejadas constelaciones.

Nos suspendemos entre el cielo y la tierra tocando la eternidad con los dedos…

aunque sabemos que lo más probable es que, justo despues...nos engullira como si fuera el más destructor de los infiernos.


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