dijous, 23 de juliol del 2015

¿Dónde está?
Sin él.
Dormiré con el cuchillo bajo la almohada y el dinero aplastado a mi axila.

Una volada,
¿A donde voy?
Engullimiento,
inflamado.

Feriado nacional, 
de resaca publica. 
El Norte,
es imposible no escupirle mentiras en el rostro, 
que nunca sepa nada.

Lo asfixio, 
compañeros del psiquiátrico de cemento.

Digo que pasé por su casa,
y en esa esquina la abuela le vendía a la monada.

Hay nubes de tormenta pero aquí no llueve.
Me entrego al suelo, me queda bien.

Me fumo la buena vida y dejo la porquería,
consumo,
poder perdido.

Tanto miedo que no puedo ver, 
las pinturas de guerra son las hermanas atrofiadas de la autopreservación.

Las victorias de furiosa no las encuentro.

Imágenes de vejez me estallan en la sien, 
generando que en los primeros confines del cosmos me rebienten unos agujeros violentos y me terminen de perforar.

Me concluyo en LA NADA 
y la inconsistencia no quiere a la gente más que para inflamar su propio ego.

Vomito de calor y rechazo.
Cuanta rabia.

No tolero no tener admiradores,
inestables.

Poder crecer, imposible 
sin canalizar y ser un diva,
de una vez.

Ambición,  
sin realidad, 
una maldita máscara es la única,
materia que sé tramitar.

Miseria.

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