diumenge, 11 de gener del 2015



La gran mentira...nunca la dirás, nunca lo dirás, nunca se lo dirás; no puedes, es imposible de nombrar, inexistente sino se pronuncia, interminable, abominable, indescifrable.

Pero sucede, 
sucede aunque no lo oficialices con una palabra, con dos o con tres; ella sigue recorriendo, respira, vive, continua, crece...sigue invadiendo tus venas y sientes que la presión corre por ellas hasta llegar a tus labios que se sellan al instante en que el espesor repentino en tu sangre hace sentir tan prieta tu garganta que toda tu te estremeces y se terminó.
Se terminó para siempre,
crees...
Pero tu cuerpo sigue lento, aún asustado por las arterias asfixiadas hace un instante, por la lengua sudada y los labios secos, dañados, sellados en unas sabanas y hasta de ese beso que dices que no te gustó.
Pero es mentira, 
todo es mentira.

Y se lo dices, 
lo dices, 
esta vez parece verdad...tan verdad que es irremediable, esta vez lo pronunciarás y lo haces, te ves, 
pronunciándolo.

Y la nada, 
no ha pasado nada, todo sigue siendo mentira, pero pensabas que era verdad esta vez...tu estómago estalló cuando la respiraste. Y la quieres, quieres que te quiera, quieres quererla, quieres querer, quieres...quieres nada. 

Basta, 
no te soporto más, muere estallada, sácate el corazón de a poquito por tus dedos...vive para siempre.

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